La espiral se presenta hasta en los brotes de las plantas.
La espiral celta es un símbolo que con frecuencia aparece en la naturaleza de forma natural, observándose en los caparazones de caracoles, en la forma en que se distribuyen las hojas de una rosa, en las imágenes tomadas desde satélites de los huracanes, en el hipnótico movimiento de bancos enteros de algunos peces o, incluso, en la forma de nuestra galaxia, que gira inexorablemente fruto de la gravedad.
Espiral en el caparazón de un llamativo caracol.
Es debido a este componente natural y caprichoso de la naturaleza que se la asocia con la energía, representando un símbolo energético. Asimismo, también suele estar ligada a la inocencia, la eternidad y el renacimiento. Quizás su apariencia más prolífica sea en la cultura celta, donde se dibujaban y grababan espirales en una amplia variedad de artefactos y decorados, pasando a formar parte de sus motivos artísticos principales.
Elige si buscar la luz o acostumbrarte a la oscuridad. Elijas lo que elijas, siempre será tu guía.
Significado simbólico de la espiral
La espiral celta es uno de los símbolos más antiguos que existen en la cultura celta, para quienes representa el concepto de crecimiento, fuerza vital, expansión y reencarnación. Por ello, era usada habitualmente como representación del tiempo y del movimiento de los astros, tanto con fines mágicos como prácticos, pues les sirvió para realizar sus calendarios (que, a pesar de ser muy primitivos, eran extraordinariamente exactos para la época). Algunas de las espirales más famosas y antiguas se encuentran en Newgrange (Irlanda), un gran montículo construido con piedra y tierra que se utilizó como cripta funeraria.
La espiral es considerada por los celtas como el símbolo del sol.
Los expertos consideran que es el símbolo celta más antiguo y que representaba la energía solar y, en concreto, al sol, relacionado con la iluminación del alma y la vida. Por ello, dentro del mundo espiritual, el símbolo de la espiral puede ser interpretado como un camino que conduce desde la conciencia externa (marcada por el materialismo, el ego y la percepción), hasta la iluminación de tu “Yo” interior, de la esencia invisible, el nirvana o conciencia cósmica. Los oscilantes movimientos entre el intuitivo mundo interno, intangible, y el mundo externo, la manifestación de la materia, se perciben mediante la espiral.
Simbología de la espiral celta
La espiral celta simboliza un movimiento circular que, desde un punto origen, se extiende hasta el infinito. Dicho movimiento tiene la particularidad de iniciar una progresión cíclica por un principio de rotación por el que se renueva constantemente. Por ello, se encuentra estrechamente ligada al eterno ciclo de nacimiento y muerte, constituyendo un símbolo de la vida. Se trata de un movimiento bidireccional cuyo centro correspondería con un fractal, un símbolo infinito que hace una alegoría a la dualidad de la vida, el equilibrio entre el bien y el mal: toda acción va a hacernos crecer en una dirección, permitiéndonos crecer en la espiral de la vida y desarrollarnos si actuamos bien, o sumiéndonos en un ciclo de involución cuando actuamos de forma egoísta y ruin. La particularidad de que sea un símbolo sin origen ni final es una constante de esta cultura, pues esto también se aprecia en otros lazos celtas como el nudo perenne o la triqueta.
Además, con respecto a la idea de
renacimiento o crecimiento, representa a la conciencia de la naturaleza que,
desde un núcleo o centro, se expande lentamente, pero sin pausa, hacia el
exterior. Este continuo crecimiento y desarrollo es el camino de todas las
cosas. Dentro de esta idea, para los celtas representó el progreso y el
desarrollo continuo del ser humano, que va formándose física y espiritualmente
con el paso del tiempo, pasando inevitablemente por todos los ciclos de la vida.
Las espirales simples y dobles (también
llamadas sistrel) eran los signos más sagrados de la Europa neolítica y, de
hecho, se han encontrado esparcidas por todo el continente grabadas en
monumentos y templos megalíticos, así como en piedras umbrales irlandesas,
ubicadas en las entradas a tumbas y necrópolis. Es razonable creer que las
espirales talladas en monumentos precélticos representaban la interminable sucesión
de los ciclos de las estaciones, del día y la noche y de la vida y la muerte,
así como los movimientos astronómicos del sol, la luna y las estrellas.
Movimiento en espiral de la bóveda celeste.
Se trata así de un símbolo celta cósmico de la constante del desarrollo de todas las cosas, un símbolo de la vida eterna que nos recuerda el flujo y movimiento del cosmos. No es casualidad que los celtas representasen las estrellas como espirales alrededor de un mismo núcleo, la Estrella del Norte (que para ellos era la localización del cielo). De esta forma, las estrellas del cielo parecían rodar entorno a ella, formando una trayectoria en espiral por la que las almas ascendían hacia su futura vida. Por ello podría establecerse una conexión entre la espiral y los poderes sobrenaturales, el crecimiento y la decadencia perpetuos, la evolución y la involución de cualquier sistema. También era común utilizar la espiral girando en sentido a la derecha para invocar el elemento “agua” o señalar fuentes potables, así como símbolo de buena fortuna, representando el equilibrio y la armonía del sol con la tierra.
Espiral doble o sistrel
La espiral doble o sistrel hace referencia a la dualidad de la vida.
La espiral celta doble o sistrel, formada por dos espirales que giran en el mismo sentido, es la representación más explícita de la dualidad de las cosas y el crecimiento en relación con el movimiento del cosmos. Habitualmente era utilizada para simbolizar los equinoccios, es decir, las dos fechas del año en que día y noche tienen la misma duración. En las culturas orientales su equivalente sería el símbolo del Yin y el Yang. Existe también otra espiral doble, las espirales inversas, que son dos espirales girando en sentidos opuestos. La que gira a la izquierda representaría al sol creciente de verano, mientras que la que gira a la derecha, al sol menguante de invierno.
Espiral de la Vida
Por último, existe una tercera variante de esta espiral celta, conocida como la Espiral de la Vida. Esta es dibujada como tres espirales que proceden de un mismo punto de origen. Algunos investigadores creen que está relacionada con el concepto celta de la Triple Diosa, una deidad capaz de manifestarse de tres formas diferentes (no hay que confundirlo con el Triskel, por muy parecidos que puedan parecer). Esta triple diosa correspondía en muchos relatos con la diosa Anu, nutridora y madre de todos los demás dioses. Por ello, era frecuentemente utilizada como símbolo del embarazo y amuleto de la fertilidad, y es gracias a esa propiedad que se la ha denominado “Espiral de la Vida”, ya que para para los celtas el movimiento del sol es simbolizado con una espiral cada tres meses, así que una triple espiral haría referencia a los 9 meses que dura un embarazo y, por tanto, el tiempo que tarda en dar el don de la vida.
La cultura celta está construida sobre una rebosante cantidad de símbolos con profundas connotaciones representativas, de entre los que destaca la Triqueta. El nombre Triqueta proviene del latín “tri-ket-ra”, que se traduce como “de tres esquinas” y, a pesar de tener un origen indoeuropeo, se le ha dado numerosas interpretaciones a lo largo de los siglos, formando parte de la iconografía fundamental de los pueblos vikingos, celtas y romanos, pues se ha encontrado principalmente en estelas celtas, en runas vikingas y en ollas y vasijas romanas (existen teorías afirmando que estas fueron hechas por esclavos celtas). Está formado por tres óvalos con los extremos en punta unidos por uno de sus extremos y rodeada por un círculo cerrado, aunque existen variantes.
Se han encontrado tallas
semejantes a triquetas en lugares de la India datados con unos 5000 años de
antigüedad, y en la cultura occidental parece que el símbolo apareció por
primera vez alrededor de los siglos VII y VIII en culturas nórdicas como la vikinga.
De hecho, existe un símbolo en esta cultura que tiene características muy
similares a las de la triqueta, el Valknut o símbolo de Odín, padre de
todos en la mitología nórdica.
La Triqueta es uno de los símbolos celtas más conocidos, pero, como hemos dicho, ha sido encontrada también como parte de la iconografía simbólica de diversas culturas. De esta forma, podemos encontrarla en piezas metálicas y en manuscritos iluminados como el Libro de Kells, así como en cruces celtas y losas de la época cristiana primitiva.
La triqueta es un símbolo ampliamente utilizado en la iconografía celta
Aunque ni eruditos ni
historiadores se han puesto de acuerdo sobre el origen de la triqueta ni sobre
su significado, casi todas las corrientes religiosas y espirituales tienen en
común que agrupan sus significados en triadas. El número treses
el número más sagrado para la cultura celta, así como para la cristiana, y
en ambas representa la perfección y el equilibrio. Este número ha
sido una cifra recurrente en el simbolismo de diferentes culturas ancestrales
alrededor de todo el globo. La ley de las tres peticiones es una ley ocultista
que exige que cualquier petición mágica significativa debe formularse tres
veces, y era estrictamente respetada en esta disciplina. El principio en el que
se basa es el de que, en la primera declaración se alerta a la mente
consciente, en la segunda entra en juego el subconsciente y en la tercera el
espíritu está suficientemente comunicado con ambos niveles de conciencia para
poder responder por sí mismo sin interferencias de las normas racionales
preprogramadas.
La triquetra se relaciona con el número tres, por lo que es el símbolo de la perfección.
Este símbolo es conocido también
con el nombre de trinidad celta, que representa la triple dimensión de
la igualdad, la eternidad y la indivisibilidad de todo lo que afecta en el
universo, una concepción primitiva de la teoría del caos y la causalidad.
Además, plasma la filosofía celta según la cual el Todo tiene tres niveles:
físico, mental y espiritual.
El tres para la mitología celta simbolizaba la fusión de tres personalidades divinas o elementos en una sola. Adquiría el significado de “el medio”, refiriéndose a la indecisión entre el bien y el mal. Representa la plenitud y la totalidad, como en los tríos pasado/presente/futuro y cuerpo/mente/espíritu. Los pitagóricos también lo consideraron como el primer número completo ya que, igual que tres guijarros puestos en fila, posee un comienzo, un medio y un final. Este emblema fue adoptado en Embrujadas, adaptando algunos significados para la serie. En ella, cada óvalo hace referencia a una de ellas y el círculo a la unión entre las tres, y representa “el poder de tres”, que hace invisibles a las protagonistas. También aparece en The Walking Dead, en la katana de Michonne, y en videojuegos como el Assassin’s Creed.
Durante la invasión del imperio
romano, en la conquista de Julio César, el ejército adoptó la triqueta a su
cultura, la galorromana, y la iglesia cristiana romana de Constantino II acabó
dándole el significado de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
De esta forma se desdibujó su significado celta y adquirió gran importancia para
el mundo cristiano. En las creencias cristianas, además de incluir el
significado de la Santísima Trinidad, se incorpora el símbolo del pez en su
forma original, el de los peces del Vesica.
El sagrado Libro de Kells,
una de las joyas cristianas y uno de los tesoros nacionales de Irlanda, es un
libro religioso que ilustra los evangelios de Cristo y destaca la historia de
los celtas, adornándolo todo con motivos relacionados con el mundo celta, como
la Triqueta.
El que la línea sea continua, sin principio no fin, se relaciona con la fertilidad femenina, la cual tiene mucho que ver con la triple diosa celta Morrigan. Al representar la parte femenina del universo la utilizaban principalmente los druidas varones, debido a que la ideología celta se basaba en un avanzado sentido del equilibrio (aunque no era exclusivo de varones, pues muchas dríades lo utilizaban para sus rituales). Asimismo, la triqueta representa la vida, la muerte y el renacimiento (o reencarnación para los celtas). La creencia del druidismo de que todos los seres pueden reencarnarse en otros está especialmente ligada con la feminidad, pues la mujer adquiere el papel de dadora de vida y portadora de la muerte, de lo que se concluye que eran las dríadas (las sacerdotisas celtas y protectoras de los Bosques Sagrados) quienes se encargaban tanto de los ritos de fertilidad como de los funerales.
La triqueta es un símbolo lunar que se asocia con la feminidad y el ciclo de la vida.
Los rituales lunares están
directamente relacionados con la triqueta, la fertilidad y la feminidad del
universo, por lo que las fases lunares son muy importantes para el druidismo y,
de hecho, el calendario celta es lunar. La alusión de la triqueta a la triple
dimensión de la divinidad femenina lo relaciona con la Triple diosa lunar,
que puede adoptar cualquiera de sus tres formas: doncella, madre o anciana. Es
habitual encontrarse con un círculo pasando a través de los tres lazos de la
triqueta simbolizando la unidad y conexión de los tres elementos.
En el paganismo moderno este nudo
es muy importante, pues ha sido utilizado en los últimos dos siglos por los
cristianos celtas, paganos y agnósticos para representar los temas tripartitos.
Los neopaganos célticos la utilizan para representar uno de los diversos triples
en su cosmología y teología (como la división tripartita del mundo de los
reinos de la tierra, el mar y el cielo nocturno, que lo diferencia del
trisquel) o como símbolo de una de sus diosas triples, Morrigan, la
diosa espectral o reina de los fantasmas. Esta era la diosa de la guerra
de los celtas irlandeses antiguos, y aparecía en los campos de batalla inspirando
coraje y furia en aquellos guerreros que la adoraban. Su poder destructivo era
de la talla de su apetito sexual, y por ello se la asocia tanto a la muerte
como a la nueva vida, aspectos fuertemente ligados en todo el mundo celta. Su
forma habitualmente era conocida como Morrigu, pero podía adoptar alguna de sus
tres transmutaciones, también conocidas como las tres hermanas. La primera de ellas
era Badh, cuyo nombre en celta antiguo significa corneja, forma que
adoptaba para incitar a los guerreros a combatir; la segunda era Macha,
que significa batalla, en la que adoptaba la forma de un cuervo hembra, con el
que hurgaba entre los cadáveres derrotados; por último, estaba Nemhain,
que significa pánico, debido al aspecto espantoso que adoptaba para presentarse
ante aquellos que iban a morir.
Diferencia entre trisquel y triqueta
A pesar de que en muchas ocasiones el significado de ambos símbolos celtas coincide, no se trata del mismo ni mucho menos. Por un lado, el triskel es un símbolo solar masculino que era asociado al dios de la vida Dagda, solo podían llevarlo los druidas y habitualmente era usado como símbolo de la perfección y la armonía, así como el aprendizaje continuo y la evolución. Por el otro, la triqueta es un símbolo lunar femenino que se asociaba a la diosa triple Dana, que era conocida por sus poderes curativos y su capacidad para dar el don de la fertilidad.
Llevar este talismán de plata
encima nos conecta con la energía femenina y, según la tradición
popular, la Triqueta era un símbolo mágico con dones de sanación y bendición
capaces de curar cualquier dolencia si se la sostiene sobre la parte afectada o
del enfermo (ayudada de agua de cascada y un ritual de sanación). Por ello,
está especialmente ligado a la salud femenina y a la de los niños, que aún
permanecen bajo su cuidado. Sin embargo, al igual que su significado, también
podía traer la muerte si el usuario druida la convocaba. También se le atribuye
el lema de “todo lo que hagas te será devuelto con el triple de fuerza”, de ahí
su poder protector cuando se lleva, pues todo el mal que se pueda
recibir volverá a su origen tres veces más fuerte.
Actualmente es llevada como amuleto protector, para atraer abundancia y energía, pues dicen que invoca a las fuerzas ancestrales para que el portador reciba toda la energía mágica que contiene.
La triqueta, debido a su gran poder, es conocida por ser usada en rituales sagrados por los druidas.
Existen muchos ritos relacionados
con la brujería y la hechicería que se elaboran colocando la Triqueta en el
centro de un altar para luego encender una vela blanca en cada extremo, se
escogen tres inciensos clavados en cada una de las velas y, en la parte de
arriba, se colocan tres flores, una de jazmín, una de rosa y otra de pachulí.
Después, con un quemador de aceite, se enciende todo y se realizan cantos
específicos hasta nueve veces (el poder de tres veces tres).
Poderes Sagrados, escuchad mi súplica.
Triple Aspecto de la Divinidad, yo te invoco.
En esta y a esta hora mágica te pido que me inundes de tu poder.
Bendice a este símbolo de tu amor, bendice a este símbolo con tu poder.
Pues día y noche te siento junto a mí.
Escucha mi llamada, escucha mi súplica.
¡Por el poder de Tres Veces Tres, siempre conmigo!
¡Por el poder de Tres Veces Tres, que así sea!
Todo debe consumirse hasta el
final, repitiéndolo por tres días seguidos (el día anterior a luna llena, el
mismo día de luna llena y el posterior. Luego se debe retirar la triqueta y
colocarla en la recepción de los dones sagrados utilizando una cadena de plata,
lo que permite el contacto con la piel en todo momento.
Este ritual es utilizado por los
creyentes del esoterismo y de la Wicca, quienes afirman que es
muy efectivo. Sin embargo, tal y como se ha establecido el ritual y la oración,
bien podría estar dirigido a la trinidad cristiana, pues para ellos representa
la indivisibilidad e igualdad de la Santa Trinidad, armonizando el equilibrio
entre cuerpo, mente y alma. Por ello, portarlo a modo de colgante, pulsera o
anillo podría ayudarte a equilibrar los tres planos.
En definitiva, la Triqueta Celta
es un símbolo pagano y cristiano poderoso que representa las tres fuerzas de la
vida que permiten que todo nazca, crezca y se regenere. Aporta cualidades de renovación,
tanto física como espiritual, y gran energía vital. Símbolo luminoso y positivo
que aporta gran potencial de renovación y de crecimiento personal y
espiritual.
Asignarle un único significado a un símbolo que se
repite en muchas culturas y durante miles de años es bastante arriesgado.
Debido a su belleza estética y su profundo simbolismo, la Triqueta es muy
utilizada en el mundo de la decoración personal, joyas, tatuajes, etc. Su
belleza es innegable y la falta de acuerdo sobre su simbología le aporta un doble
poder puesto que cada uno puede hacer su propia lectura según su fe y
creencias, consagrándose como algo totalmente atemporal.
La cruz solar es uno de los signos más ampliamente conocidos por la cultura celta y es considerado por antropólogos, historiadores y arqueólogos como uno de los símbolos más antiguos de las civilizaciones y mitologías de todo el mundo, así como uno de los más comunes, pues aparece en toda clase de artefactos de la Europa prehistórica independientemente de que estuviesen o no relacionadas las religiones de la época, en particular desde el periodo Neolítico (6000 a.C. – 3000 a.C.) hasta la Edad de Bronce de Europa (3000 a.C. – 1200 a.C.).
Se han hallado grabadas en piedra en diferentes yacimientos de la Edad de Piedra, como en los menhires de Callanish, localizados en la isla de Lewis, en las Hébridas, el emplazamiento megalítico más famoso de Escocia. En las religiones primitivas de la Edad del Bronce se encontraban frecuentemente en los artefactos utilizados para el culto a sus divinidades, como en la religión escandinava, quienes denominaban dicho símbolo como la Cruz de Odín. La combinación de la cruz con el círculo es la más simple representación la idea de la unión de las polaridades opuestas del mundo occidental y se solía asociar con el sol (de ahí su nombre) y el árbol de la vida. La asociación de árboles con cruces parece que proviene de antiguas prácticas chamánicas, ya que tallaban cruces en los tocones de árboles talados creyendo que así lograrían que el espíritu del árbol sea capaz de vivir en el tocón. Esta práctica es originaria de los conceptos Indo Arios de la deidad emergiendo de los árboles. Además, en las Highlands escocesas se realizaban también con madera de serbal para luego atarlas a las colas de ganado vacuno con un hilo rojo para protegerlas, ya que el serbal era utilizado como protección. Es un signo tan antiguo que se cree que de él derivan otros símbolos celtas como la cruz celta.
La cruz solar también es conocida como la Rueda de la Vida o la Ley del Cambio.
La cruz inscrita en un círculo
tiene un significado común en todas las religiones: es La Rueda de la Vida,
la Ley del Cambio, el progreso, la evolución de la consciencia
y la materia. Probablemente sea el símbolo religioso más antiguo del mundo,
pues aparece tanto en religiones asiáticas, americanas, indias y europeas,
entre las que se encontraban las paganas. Antes de la extensión del
cristianismo existieron en Europa muchas culturas independientes y prósperas,
pero tras la llegada del Imperio Romano y todos los que le siguieron, estas fueron
exterminadas poco a poco, hasta casi erradicarlas por completo. La mayor parte
de estas religiones eran paganas y, por tanto, se encontraban profundamente ligadas
a los ciclos del sol, la luna y la naturaleza, pues todas ellas tenían la
convicción de que por encima del hombre se encontraban las leyes de la
naturaleza, que rigen el mundo. Por ello, las asociaron a diferentes deidades y
seres elementales superiores que, a través de la enseñanza de fábulas y cuentos
sagrados, permitirían a las futuras generaciones aprender a ver el mundo como
es en realidad, y la Cruz Solar era uno de los símbolos más emblemáticos para
ello.
En la Wicca, la Cruz Solar
representa al sol, y cada una de sus cuatro partes corresponde a una de las
estaciones del año, los dos equinoccios y los dos solsticios, formando la Rueda
del Año. En este caso, la cruz solar se representa con cinco círculos, uno
en el centro y otros cuatro donde se unen las líneas con el círculo exterior.
En casi todas las culturas hace
referencia al sol (centro) y al ciclo de las cuatro estaciones (cada uno de sus
cuadrantes), pero si estas cuatro, a su vez, se dividen en otros cuatro,
dividiéndola en ocho partes iguales, representaría las fechas intermedias entre
estas, de gran valor en las tradiciones celtas. De esta última cruz se
derivaría la cruz pateada o paté, que fue ampliamente usada por los templarios,
ayudando a su difusión en todo el cristianismo. En astronomía, se usa el mismo
símbolo para designar la Tierra viajando alrededor del sol. Otro de los
grandes poderesde la cruz es el de crear, pues no puede haber
creación sin la intervención de esta, algo que se repite una y otra vez en la
naturaleza: se cruzan las especies de animales, los átomos, las moléculas… Todo
ello con un único propósito, perpetuar la vida. El fruto de este
cruzamiento, el Ser, correspondería con el punto central de la cruz.
Uno de los mayores poderes de la Cruz solar es el de crear
Esta cruz está directamente
relacionada con el número cuatro debido a las cuatro divisiones que crea
dentro del círculo, que las dota de unidad. Casi todas las culturas antiguas y
modernas la han utilizado para hablar del simbolismo de este número y de la
materia en sus cuatro estados elementales (aire, fuego, agua y tierra), así
como las cuatro direcciones cardinales, los cuatro vientos, la Tierra, etcétera.
También es utilizada para hablar de la confrontación de los opuestos que
existen en el mundo, representados mediante los dos sentidos que componen la
cruz, de forma que hace referencia a las oposiciones tierra-cielo, vida-muerte,
positivo (vertical)-negativo (horizontal). También es asociado con los grandes
valores de la existencia, que son dos:
El eje horizontal, símbolo femenino, que
representa la materia, el tiempo y la limitación.
El eje vertical, símbolo masculino, que
representa el espíritu, el vacío y la libertad.
Al cruzar ambos ejes y sus
respectivos valores, surge su función de síntesis. Esta función de
síntesis y de medición representa los ejes principales del cosmos, el tiempo y
el espacio. También es un símbolo de la unión permanente del universo, pues
comunica el cielo con la tierra, siendo el máximo exponente de la expresión
“arriba es como abajo”. Incluso hoy en día sigue usando en prácticas simbólicas
por los amerindios y otros pueblos indígenas. Según otras fuentes, la Cruz
Solar representa las cuatro etapas de la vida, desde su inicio hasta su final,
por lo que tendrá una gran relación con su portador.
“Un símbolo universal de los más remotos tiempos; es el símbolo cósmico por excelencia. Este es un centro del mundo y, por lo tanto, un punto de comunicación entre el cielo y la tierra y un eje cósmico, por consiguiente, comparte el simbolismo del árbol cósmico, montaña, pilar, escalera, etc”
Una simbología mucho más amplia e
interesante sería la representación de los cuatro ríos del paraíso los
cuales contienen tanto el Primer paraíso descrito en el Corán como el Jardín
del Edén de la Biblia. El río que salía del Edén, regando todo el Jardín del
Paraíso, terminaba ramificándose en otros cuatro, de los que, según la
tradición, nacieron aquellos que fluyen por la Tierra.
Plantó Dios un jardín en Edén, al Oriente, y allí puso al hombre a quien formara. Hizo brotar en él de la tierra toda clase de árboles hermosos a la vista y sabrosos al paladar, y en el medio del jardín el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal. Salía del Edén un río que regaba el jardín y de allí se partía en cuatro brazos. El primero se llamaba Pisón… el segundo se llamaba Guijón… el tercero Tigris… el cuarto Éufrates.
Génesis (2, 8 a 14)
En muchas culturas la Cruz solar tienen un equivalente con los Cuatro ríos del Paraíso.
Teorías similares a la anterior
aparecen en otros antiguos textos religiosos y culturales, como la Narración
del Comienzo de los Tiempos de los Indios Navajos, el Relato del Paraíso Chino
de Kwen-lun, el Lago de la Vida de los Kamulks Siberianos, el Rigveda hindú, el
Visnú-Purana e incluso mitos iraníes concernientes a la fuente central del Ardi
Sura. A pesar de que todos ellos son distintos mitos que provienen de diferentes
creencias y relatos antiguos, todos ellos tienen en común que hablan de cuatro
corrientes, caminos o direcciones que parten de un mismo punto inicial, bien
sea el Paraíso del Edén, el Ombligo del Mar o el Paraíso de Brama en la Cumbre
Mundial. De esta forma nos encontramos ante una interpretación de valor cósmico
en cuyo centro se sitúa al Sol o a un Dios Omnipresente, mientras que los
cuatro brazos que parten de él se convierten en direcciones místicas que
fluyen para dar dinamismo y energía a todos los demás elementos del
sistema.
El cuadrado es la expresión
geométrica de la “cuaternidad” (combinación y ordenación regular de
cuatro elementos), designando lo antidinámico, la perpetuidad y estabilidad de
la perfección, y su superposición con el círculo muestra las relaciones
existentes entre el cielo y la tierra, pues el cuadrado simboliza a la Tierra y
todo lo creado en esta, en contraposición al círculo, que representa el Cielo y
a la energía creadora. De esta forma, además de los cuatro elementos, las
cuatro estaciones, las cuatro etapas de la vida, las cuatro etapas de la
consciencia o de los cuatro puntos cardinales (todos ellos suministrando orden
y firmeza al mundo), nos encontramos con que existe un elemento de conexión
entre ellos, que los hace fluir y rotar en un ciclo eterno. El trisquel,
tetrasquel, pentasquel, hexasquel o radiales son ruedas solares que, con sus
particulares derivaciones, representan el sol en movimiento y, por eso, cuando
aparece en monumentos funerarios su función es la de iluminar el camino
del muerto en su largo viaje.
Como muchos otros símbolos celtas, está ligada directamente con la naturaleza y la vida, y de ahí viene que sea también conocida como la Rueda de la Vida o la Ley del cambio simboliza el progreso, la evolución de la consciencia en o desde la forma y la materia. Pueblos indígenas americanos y amerindios la usan en sus prácticas sagradas como la Rueda de Medicina, cuyo centro para ellos representa al Sol. Durante la Edad de Bronce tenía conexiones con la rueda de ejes de carro, que por entonces era de cuatro. Dicha innovación tecnológica surgió en Europa a mediados del segundo milenio a.C. Antiguas cruces orientales, esvásticas o geminadas (o “gammadas”) derivan de la rueda solar, remitiendo a la noción de las fuerzas cósmicas que giran y fluyen de forma infinita. Por ello, el hecho de que la esvástica sea popularmente conocida en la actualidad como el más representativo emblema nazi, no quiere decir que este símbolo tenga nada que ver, sino más bien todo lo contrario, pues se trata de una apropiación cultural para los fines propios de una ideología.
La Cruz de Taranis, el dios del trueno celta, es una variación de la Cruz solar
Una de las variaciones de la Cruz Solar es la Cruz de Taranis, formada a partir de esta, pero añadiéndole dos diagonales en sentido opuesto, formando un círculo dividido en ocho partes iguales, correspondientes a la unión de los solsticios con los equinoccios cuyo centro sería el sol. Esta cruz está asociada al dios del trueno y del cambio galés, Taranis, quien también se vinculaba a los espacios celestes.
Del hecho de que la Cruz Solar
simbolizase en todas las culturas el cuaternario, se derivó a que en muchas de
ellas simbolizase los cuatro caminos de las esquinas de la tierra, donde
la unión de los cuatro puntos formaba una cruz y cuya unión significaba el
centro del mundo, el origen de la vida o el nacimiento de los cuatro ríos
místicos.
Además, también hace referencia
en muchas de ellas a un enlace entre el mundo superior y el inferior, haciendo
alusión a la idea del “axis-mundi”, el eje del mundo, considerándola
como un elemento ascensional. La ubicuidad de este símbolo entre culturas se da
de diferentes formas, pues puede aparecer tanto en femenino como en masculino; puede
tomar la forma de algo natural (una montaña, un árbol, una columna de fuego) o
de algo hecho por el ser humano (una torre, una escalera, una cruz, un
campanario). Independientemente de la forma que se le asocie, nos encontramos siempre
ante la misma idea, la de un punto de conexión entre el cielo y la
tierra en el que convergen todos los rumbos posibles de una brújula. El
símbolo pasa desde culturas como las chamánicas o animistas hasta por las
principales religiones del mundo y civilizaciones avanzadas tecnológicamente. Por
ejemplo, el Yggdrasil de la mitología nórdica era el símbolo del Axis Mundi que
atravesaba y comunicaba los tres mundos de la realidad sagrada: Nilfheim,
Midgard y Asgard.
La Cruz Solar, entendida como Axis-Mundi, hace referencia a la existencia de un punto de unión entre la Tierra y el Cielo.
“Todo microcosmos, toda región inhabitada, tiene un centro; esto es, un lugar que es sagrado por encima de todo.”
Para comprender su significado
basta con representarla inscrita en un círculo: sus cuatro ángulos miden 90º,
por lo que la suma de ellos alcanza los 360º del círculo que los contiene. Esta
es la razón matemática uno de los grandes enigmas irresolubles de la historia: la
cuadratura del círculo. En la simbólica China, se relaciona directamente
con los cuatro lados del cuadrado o brazos de la cruz con el centro de la
misma, su punto de intersección, que constituye el misterio por resolver, la
magia por hallar. Es una marca, un encuentro que sirve de base para todos los
símbolos de orientación en los diferentes niveles de existencia del hombre,
el cordón umbilical jamás cortado que nos liga al cosmos creador, el recuerdo
perenne de nuestro origen y de nuestra esencia espiritual, nuestra inherente
relación con Dios.
“En su centro se halla el Árbol de la Vida y junto a él una fuente de donde manan los cuatro ríos del Paraíso: Tigris, Éufrates, Pisón y Guijón. La entrada al Paraíso se halla protegida por un querubín que blande una espada de fuego (…)
Génesis II:10
Se trata de la definición más rotunda y simple de la encarnación del espíritu en la forma, que da lugar a la consciencia, a la identificación del ser, capaz de conocer y de sentir, el punto de comunicación entre el Cielo y la Tierra, el eje de la vida. Cielo y Tierra entendidos como el andrógino primordial, una alegoría a la dualidad de la naturaleza, a la conexión entre los opuestos hasta convertirse en complementarios.
En la alquimia esotérica el uso
de la Cruz Solar Celta es muy habitual por su potente carga simbólica, que hace
especial referencia al círculo, ya que se encarga de la protección dentro de
sus cuatro contornos. Sus cuatro brazos representan los cuatro elementos naturales,
a los que se les asocia una característica determinada, de manera que:
El Norte se relaciona con la tierra y se caracteriza con el frío y la sequedad.
El Sur se relaciona con el fuego y se caracteriza con el calor y la sequedad.
El Este se relaciona con el aire y se caracteriza con el calor y la humedad.
El Oeste se relaciona con el agua y se caracteriza con el frío y la humedad.
“Tu mundo es una esfera sagrada… En su interior cohabitan las tres partes de ti, idénticas en tamaño, pero diferentes en naturaleza. Cada una de estas partes es tú mismo y contiene tu evolución y tu alma.”
Tradición oral celta en uno de los libros sagrados.
El trisquel celta representa al número 3, el número sagrado de los celtas
El trisquel, triskel o triskelion es un símbolo geométrico celta formado por tres brazos de la misma longitud y en espiral con giros dobles que convergen en un punto central, creando una hélice. El número de elementos que lo conforman es de nueve (dos veces tres espirales y tres círculos interiores) más el círculo exterior, es decir, de diez elementos. En la cultura celta, el tres es el número más sagrado y representa la perfección, la divinidad y el equilibrio entre las fuerzas del universo. El círculo exterior posee la doble cualidad de representar la unidad y la naturaleza cíclica de las cosas, la idea de lo infinito donde todo vuelve a comenzar permanentemente, donde un mismo punto es tanto el principio como el fin, como el Ouroboros, la serpiente dragón que se muerde la cola y que está en renovación permanente, generadora de vida y muerte.
A pesar de que su origen se sitúa en la cultura de La Tène de la edad de Hierro, siendo uno de los símbolos característicos del arte céltico, se trata de un símbolo universal ampliamente utilizado por numerosas culturas e instituciones, pasando por algunas como la trinidad católica, el simbolismo del Caduceo, la Kundalini hindú o el árbol sefirótico de la cábala hebrea, e incluso aparece en el escudo de la Isla de Man y en la de Sicilia, adoptando en ambas la forma de tres piernas humanas en lugar de espirales, que es la forma griega del triskel, el Triskelion.
Todo esto se traslada a la
simbología de dicha cultura y, por ello, antiguamente para los celtas, ser
portador del Triskel era lo mismo que ser un conductor de Dios, por lo
que se convirtió en el símbolo por antonomasia de los druidas y, de
hecho, estos eran los únicos que podían gozar del privilegio de portarlo en su
pecho. Se entendía como un símbolomágico, una representación del
perfecto equilibrio entre el principio y el fin; entre cuerpo, mente y
espíritu; entre el pasado, el presente y el futuro. Así pues, todo ello deriva
perfectamente en una concepción de un mundo en el que todo fluye y todo se
mantiene con un equilibrio absoluto en el cual todas las fuerzas están
conectadas en un entramado infinito, en un continuo juego en el que el dar y el
recibir siempre deben estar compensados. Para los druidas era uno de los
símbolos con mayor poder, pues dependiendo del ritual que utilizasen podía
representar la fuerza, la sabiduría o el amor, la trinidad de la energía
divina. En conjunto, simboliza la eterna evolución a través del conocimiento,
siendo la búsqueda de la eterna evolución a través del perpetuo aprendizaje la
filosofía y tarea del druida.
Para los druidas, en el Triskel
cada una de las espirales representa una de las tres partes de las cuales está
formado todo en el universo, las cuales son idénticas en tamaño, pero
diferentes en naturaleza. La primera de las espirales representa las sensaciones
y los sentidos, los límites y las capacidades del propio cuerpo. La
segunda, la conciencia y la razón, la forma en que las ideas y el
pensamiento se abren camino en los entresijos de la mente. La tercera espiral,
por su parte, estaba relacionada con el aspecto más espiritual, el del desarrollo
del alma en su arduo camino por tratar de adquirir conocimientos del desconocido
mundo de los espíritus y de los dioses.
El triskel es una alegoría al funcionamiento de las fuerzas que rigen el mundo
El triskel no era un mero amuleto que era utilizado en ciertas ocasiones, sino que simbolizaba algo mucho mayor: se trata de una alegoría al funcionamiento de las fuerzas que gobiernan el mundo y que, por tanto, debían intentar imitar para lograr la cohesión y el funcionamiento de sus sociedades. Su significado se extrapolaba mucho más allá del cuerpo, alma y mente; hablaba de la evolución del ser humano en todas sus etapas (niñez, madurez y vejez), de un pueblo en el que druidas, guerreros y trabajadores unían sus fuerzas para funcionar correctamente, del conjunto de fuerzas naturales que para ellos regían el mundo (tierra, agua y aire) que permitían a la naturaleza desarrollarse en su máxima plenitud solamente si se encontraban en las proporciones adecuadas.
Por el poder de tres veces tres. Por aquellos que van y aquellos que vienen. Por los vivos y los muertos. Por el poder de los tres elementos: agua, tierra, cielo. A mi alrededor todos los brotes crecen: Crece mi fuerza, soy energía, puro es mi pensamiento, como Árbol de la Vida.
Todas las propiedades previamente nombradas elevaron al trískel a la categoría de símbolosagrado y era utilizado como talismán, al que se le atribuyeron grandes capacidades sanadoras como la de curar heridas, aliviar fiebres, así como de protección y creación, un amuleto de la prosperidad y el bienestar.
El trisquel celta es frecuentemente usado en el esoterismo y en la Wicca por sus propiedades mágicas.
Pero todavía había más, ya que el
triskel no era solo la manifestación divina del orden y del poder sino una
poderosa herramienta mágica y conductista hacia los mundos ancestrales. Las
capacidades y usos mágicos del triskel en la cultura celta son tan vastos y
positivos como los significados que se le atribuyen:
Como elemento de protección, ya que aquel que tuviera el honor de portarlo gozaría de la protección de los dioses y de ser un representante de estos en la tierra.
Como elemento de sanación, pues con tan solo colocarlo sobre la zona enferma y realizar el ritual adecuado sanará.
Como elemento de adivinación, pues creían que el triskel es la puerta de acceso al plano divino de los dioses. Se meditaba mirándolo y se dibujaba en los claros del bosque, en los troncos de los árboles, sobre piedras y cristales y, junto con los brebajes preparados por los druidas, los transportaban a estados alterados de consciencia que les permitían comunicarse con los dioses, espíritus de la naturaleza y antepasados.
Como elemento de armonía que, en las manos de un druida, podía traer la paz y la prosperidad a aquel lugar por el que pasase.
Como elemento de defensa, pudiendo invocar tempestades y males personales a tus enemigos.
Como vínculo con el más allá, guiando a las almas junto a sus seres queridos y antepasados.
Dependiendo del lugar, de la rama
druídrica e incluso del ritual, podemos encontrar diferentes simbologías para
el trisquel.
La triple manifestación de la energía divina,
es decir, la fuerza, la sabiduría y el amor, y que se encuentran encarnadas en
las tres clases sociales de los antiguos pueblos celtas: guerreros, druidas y
productores o trabajadores.
Puede representar también las tres
manifestaciones de la existencia: Ceugant (el círculo del Vacío, el Mundo
del espíritu o de los arquetipos al que no se puede acceder y que está en todas
partes), Gwynwidd (el círculo de la beatitud, donde cada ser nace de la vida) y
Abred (el círculo de la Fatalidad, del destino inevitable, donde cada nueva
existencia nace de la muerte).
En el interior del Abred se relaciona con el agua,
el cielo y la tierra, que con su movimiento se reúnen todos con el cuarto
elemento, el fuego, representado en el circulo que los envuelve.
El pasado, el presente y el futuro,
reunidos en el centro, en el denominado Gran y eterno ciclo o Continuo infinito
presente, donde los tres mundos coexisten al mismo tiempo.
Las tres fases solares, es decir, la
noche, la mañana y el alba o el atardecer.
Las tres fases evolutivas de los humanos:
Infancia, madurez y vejez.
Las tres manifestaciones que hacen posible la
evolución humana: el cuerpo, el alma y la mente.
La triple manifestación de la diosa Brigitt:
La doncella, la matrona y la anciana.
El triskel es un poderoso amuleto que brinda protección a aquel que lo lleve.
Portar el trisquel celta es mucho más que llevar un distintivo de una creencia determinada; es el recuerdo perenne de nuestro camino evolutivo como ser humano de descubrir nuestra totalidad, de conocer nuestro verdadero yo. El Triskel nos recuerda que vivimos en un mundo en el que toda acción tiene una respuesta, un imperativo moral que impulsa a cambiar el mundo, sin recompensa o castigo, sino tan solo el constante recuerdo de que aquello que hagamos perdurará en el eterno ciclo del tiempo.
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